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viernes, 27 de abril de 2012

TERCER TRIMESTRE DE EMBARAZO

Con la llegada del séptimo mes comienza el último tramo del embarazo: el más difícil psíquica y emocionalmente. El parto se hace día a día una realidad tangible e ineludible. Aumenta la inquietud y surge el miedo. La pregunta es constante y casi rutinaria: ¿dolerá? 

Otros interrogantes acosan a menudo a la embarazada a esta altura de los acontecimientos: ¿me daré cuenta a tiempo de que estoy en trabajo de parto? ¿Saldrá todo bien? ¿Nacerá un bebé normal?

Aparecen nuevas molestias físicas debido al volumen del abdomen, a la retención de líquidos, a los movimientos más intensos del bebé, etc. El descanso se hace más difícil produciendo desgano y cansancio diurno.

Se suma a este estado de cosas la impaciencia por tener al bebé y el temor al parto. A veces el tiempo parece no pasar, comienza la cuenta regresiva. Se fantasean momentos o fechas para el parto. Se teme un posible retraso en el nacimiento y a veces se ansía que se adelante.
Existen muchas confusiones:

El parto produce sentimientos encontrados: se desea y se teme a la vez. 

El deseo está alentado por la fantasía de conocer al bebé, poder verlo y tocarlo, poder comprobar que es sano y lindo como tantas veces se lo ha imaginado. También se desea el parto porque luego de él todo retornará (en lo físico) a la normalidad, cesando las molestias que a esta altura del embarazo presenta la futura mamá.

El temor se alimenta en la idea de que se perderá algo muy valioso, de lo que fue dueña exclusiva: el bebé que una vez afuera del vientre materno será necesariamente compartido.

El temor al dolor y a lo desconocido (cuando se trata del primer embarazo) son imposibles de evitar. Preocupa y angustia la idea de no saber comportarse durante el parto. 



Es la ocasión propicia para realizar los últimos preparativos hogareños para la recepción del bebé. Realizar las últimas compras, preparar el bolso para la internación, visitar a las amigas, reunirse con su mamá.

Aumenta la frecuencia de las visitas al obstetra. Es el momento ideal para plantear todas las dudas que queden. La embarazada en este momento necesita mucha atención, contención y paciencia por parte de los profesionales que la asisten.

Se incrementa la labilidad e inestabilidad emocional. Pueden presentarse irritabilidad y depresión (aún sintiéndose bien afectivamente).

Una mirada frente al espejo puede crear confusión: por un lado se ve orgullosa como embarazada, con esa enorme panza. Por otro lado se ve fea como mujer, toda “gorda” y “deformada”.

Nada nos asegura cómo estará nuestra protagonista luego del parto. Es frecuente que quienes peor han soportado la exigencia emocional del embarazo, sean quienes mejor se adaptan al posparto. Por el contrario, muchas que se enorgullecían de no haber tenido problemas emocionales, hacen crisis luego del nacimiento de su bebé. Felizmente, la mayoría responde con ese tan preciado “término medio”: la pasan bastante bien antes y después del parto. 

Luego de un trimestre sexualmente satisfactorio, disminuye el deseo sexual al final del embarazo por la incomodidad que representa tener relaciones sexuales “con toda esa panza” (y el involuntario testigo de la intimidad conyugal que está en su interior). Puede sentirse temor de dañar al bebé o producir un adelanto del parto.

Cada mujer deberá crear su propio modelo de madre, conjugando sus deseos y necesidades, tomando como base el modelo original de madre (la que sólo se dedica al hogar y los hijos) y el modelo actual (La mujer que trabaja y produce desempeñando actividades fuera del hogar).

Toda vez que sea posible, trata de integrarte a un grupo de psicoprofilaxis o preparación para la maternidad. Invita a tu marido a que te acompañe, para que comparta desde antes del nacimiento la responsabilidad y el orgullo de tener un hijo.
Si te sientes agobiada por problemas afectivo-emocionales, consulta a tu obstetra. Si él no puede encarar la situación por su cuenta, seguramente te recomendará un profesional que te ayude a elaborar tus conflictos.

SEGUNDO TRIMESTRE DE EMBARAZO



Pasado el primer trimestre con todas sus características y sus temores (somnolencia, retraimiento, náuseas y vómitos, mareos, miedo a la interrupción del embarazo), estamos aún lejos del momento del parto.

Entramos en un período de relativa calma, en el cual los sucesos relevantes son la notoriedad que adquiere la barriga por su crecimiento y, más tarde, la percepción de los primeros movimientos fetales.

La barriga grande, algo muy ansiado, puede producir sentimientos contradictorios. Por un lado, sentimientos positivos: es un legítimo motivo de orgullo. Revela tu capacidad de procrear, de ser madre. Ha llegado el momento de estrenar la ropa de futura mamá. No hay duda de que se trata de un embarazo y no gordura (algo que preocupa al comienzo del embarazo). No es un atraso menstrual o un análisis positivo: es una presencia ostensible, una realidad. 

Pero por el contrario, el cambio del esquema corporal puede producir algunos sentimientos negativos: temor a la deformación del cuerpo y que ésta sea permanente, temor a la pérdida del atractivo sexual. Para aquellas mujeres que sienten a la sexualidad como algo culposo y reprochable, esto puede ser motivo de vergüenza. El embarazo es la prueba de que han tenido relaciones sexuales.

La cultura ha evolucionado hacia una aceptación más sana de la sexualidad de la mujer. La moda ha acompañado este cambio. Antiguamente las mujeres se fajaban o utilizaban vestidos amplios que disimulaban el embarazo. Hoy la ropa tiende a marcar y exhibir el cuerpo de la embarazada.



Los primeros  movimientos fetales:

Con impaciencia has esperado los movimientos fetales. Ellos convierten la idea del embarazo en una representación del bebé por nacer. Su presencia es certeza de vida. Comienza ahora una relación más íntima, una comunicación más fluida entre tú y tu bebé. Difícilmente volverás a sentirte sola.

Muchos interrogantes surgen. ¿Por qué se mueve? ¿Cuándo se mueve? ¿Le pasará algo? ¿Estará incómodo? ¿Lo estaré molestando con mi posición? ¿Estoy haciendo algo que lo perjudica? Tratarás de establecer alguna relación entre algo que hayas hecho y los movimientos de tu bebé. Buscarás encontrarles un sentido, pero lo que más te importa es saber que el bebé está ahí.

Estos movimientos, de ser algo grato y placentero, a veces pueden volverse molestos. Por ejemplo, cuando aparecen durante las relaciones sexuales, o durante el descanso. Pero cuando tu hijo esté demasiado quieto, sin querer te preocuparás. Estarás siempre en actitud expectante, esperando los movimientos. A través de ellos buscarás reconocer sus partes: el pie, la mano, la cabeza. 

La mamá se dirige a su hijo con una caricia, una palabra, conformando una imagen fantaseada del hijo. Esto estimula un desarrollo más intenso del vínculo entre ambos.
La participación del papá en cuanta ocasión sea posible, haciéndole sentir los movimientos, compartiendo la alegría que ellos producen, es muy importante y positivo. Consolida la relación entre padre e hijo. Vivir en pareja las emociones que esto genera contribuye a la unión de los padres y al establecimiento de las bases de la función padre.

Los temores:

Junto a la percepción de los movimientos del bebé aparecen ciertos temores ligados a la responsabilidad (que crece junto al embarazo). ¿Seré buena madre? ¿Seré buen padre? ¿Tendrá algún problemita?
 
Toda mujer los enfrenta en algún momento. Su intensidad dependerá de tu personalidad, de tu historia personal, de tu madurez, de experiencias previas, de tu ámbito familiar, etc. La posible existencia de sentimientos inconscientes de culpa.

Sabemos que todo embarazo pude tener algún tipo de problema, lo conveniente es no entrar en pánico inmediatamente, pero si buscar ayuda profesional si se nota algo muy fuera de lo común.

PRIMER TRIMESTRE DE EMBARAZO




Se puede decir que este trimestre es una de los más significativos durante el embarazo, ya que se producen rápidos cambios fisiológicos en el organismo materno que se acompañan de manifestaciones psicológicas y emocionales.

Las modificaciones del esquema corporal son leves. Hay un ligero aumento de las mamas y una mínima variación en la forma del abdomen.
El cuerpo “no tiene aspecto de embarazado” y no hay ninguna señal directa que indique la existencia del bebé en la barriga, pero existen algunos factores que acompañan este proceso.

La mujer experimenta una vulnerabilidad emocional:

El embarazo es una confirmación de su feminidad y de su fertilidad. Aumenta por lo tanto su autoestima y su omnipotencia.

Emocionalmente es una etapa de gran labilidad afectiva, la mujer se siente frágil y necesita de atenciones y cuidados. Puede pasar de la tristeza a la alegría y tener desbordes emocionales. Así va del llanto a la risa, al enojo o a la tristeza.
Esta vulnerabilidad se traduce en conductas o actitudes que extrañan inclusive al marido. Este puede reaccionar con desconcierto o impaciencia. A veces cualquier cosa que diga o haga genera en la embarazada reacciones muy intensas. Todo esto responde a la necesidad de reacomodarse a los cambios que se están produciendo y el marido cumple una función fundamental en este período como sostén afectivo, atendiéndola en sus demandas adecuadamente.

El temor a la pérdida del embarazo incrementa la ansiedad y los requerimientos de cuidados personales.

La mujer se siente por un lado muy madura por haber sido capaz de engendrar a un hijo. Pero a la vez se siente insegura y dependiente. El hombre al asumir el papel de protector puede cuidar hasta la exageración a su mujer o por el contrario sentirse agobiado e irritado. Puede incluso sentir que la mujer aprovecha su estado para dominarlo o exigirle en demasía.
Otro aspecto muy frecuente es el exceso de sueño, antojos, náuseas:

Se produce frecuentemente una modificación del sueño; la embarazada requiere más tiempo de descanso, se siente lenta y retraída. A veces por el contrario se siente plena de energía y vitalidad.

El mayor requerimiento de sueño es beneficioso para la gestación. El cuerpo, que se enfrenta a grandes cambios metabólicos y hormonales, obtiene así un mayor descanso y recupera la energía consumida. Si se prolonga más allá del primer trimestre puede ser la exteriorización de un aumento de la angustia.

También el insomnio puede ser expresión de una situación de gran ansiedad producida por el embarazo. 

El apetito puede estar aumentado y a veces ser selectivo (deseo irrefrenable de comer determinado alimento).

Desde el punto de vista psicológico puede relacionarse con las ansiedades producidas y con una regresión a la etapa oral del desarrollo psicológico de la embarazada. El aumento selectivo (antojos) está relacionado con la necesidad de cubrir en el organismo determinado elemento que se encuentra en déficit (azúcar-glucosa). La mujer tiene hambre de lo que su organismo requiere. 

Ahora vemos que los antojos tienen explicación fisiológica. Pero también puede ser un modo de expresar necesidades afectivas (mimos por parte del marido). No pocas veces puede ser una exteriorización de enojo o agresión contra el marido (cuando por ejemplo los antojos surgen a las 3 de la mañana en un lluvioso día de invierno).



Las náuseas y vómitos tienen una base hormonal, son en general por la mañana y la intensidad depende de la sensibilidad de la mujer a los cambios hormonales. Pero pueden también ser manifestación de emociones. Ya no se admite como generalización de que se trata de un rechazo del embarazo. Más bien suelen significar ansiedades o temores de otro origen.

La repercusión del embarazo en la mujer dependerá de la historia personal de cada una. De la historia común de la pareja. Del vínculo de la mujer con sus padres. De la personalidad de base de la mujer.

Por todo ello, algunas mujeres tendrán manifestaciones más estridentes y expresivas, otras controlarán minuciosamente cada síntoma. Las personalidades depresivas o inmaduras acentúan el sueño, el desgano y el desinterés. Otras mujeres incrementarán los miedos. Durante este trimestre se establece el vínculo concreto con el bebé. Aparecen las primeras relaciones madre/hijo. Hay un incremento de los sentimientos amorosos hacia el hijo por venir. Hay gran movilización afectiva. La pareja requiere más del conocimiento y el cuidado del profesional. Debe informarse ya que la ignorancia y la desinformación hacen crecer el temor, la tensión y las fantasías equivocadas. El primer trimestre es cuando hay que tener el mayor cuidado en el embarazo, acudiendo a ayuda profesional constantemente.

jueves, 26 de abril de 2012

CALCULANDO EL PARTO




En este artículo tocaremos la primera interrogante que aflige a toda futura madre y es la fecha de nacimiento del bebé.   En su primera visita prenatal, el profesional médico que la atienda la ayudará a determinar una fecha de parto estimada. Esa fecha será 40 semanas después del primer día de su última menstruación. Si el parto ocurre en la fecha estimada por el médico, su bebé sólo tendrá unas 38 semanas de vida, lo que significa que su óvulo no se fecundó hasta dos semanas después del comienzo de su último período menstrual.

Es importante recordar que la fecha parto solo es una estimación: la mayoría de bebés nacen entre 38 y 42 semanas después del primer día del último período menstrual de su madre y solamente un porcentaje reducido de mujeres dan a luz exactamente el día estimado como fecha de parto.

Otro término que escuchará con frecuencia durante el embarazo es "trimestre". El embarazo se divide en tres trimestres:
  • el primer trimestre comienza al principio de la semana 1 y termina al finalizar la semana 12
  • el segundo trimestre comienza en la semana 13 y termina al finalizar la semana 26
  • el tercer trimestre se inicia en la semana 27 y concluye al final del embarazo
En los siguientes artículos detallaremos mes por mes todos los cambios que ocurren en el cuerpo de la mujer, los cuidados, prevenciones, la dieta etc.

martes, 17 de abril de 2012

ALIMENTOS A EVITAR DURANTE EL EMBARAZO





Algo que se tiene que hacer indefectiblemente y aunque no se trate de "alimentos", es dejar totalmente el alcohol y del tabaco.

Debes evitar los alimentos considerados como factor de riesgo, por la posibilidad de infección, ya que la inmunidad de la mujer embarazada se debilita, es decir, el organismo se defiende mal y el riego de enfermedad es superior. A demás el organismo del bebé se está formando, por lo que es especialmente frágil.

Por lo tanto, deberás evitar:
  • Todos los quesos a base de leche cruda, puesto que pueden transmitir la listeriosis.
  •  Verduras que estén en contacto con la tierra o que estén mal lavadas, ya que pueden transmitir parásitos o gérmenes,
  •  El agua no potable o de origen dudoso; lo mejor es el agua mineral embotellada,
  •  Carnes o pecados crudos o semicrudos, o mal controlados, carnes o pescados en mal estado, o animales de caza.
  • Debes tener mucho cuidado con los mates que se acostumbran tomar para la digestión, aunque no están comprobados a cabalidad (en algunos casos si), los que hay evitar o tener cuidado son la manzanilla, el romero, el lampayo, el orégano.
  • Si tienes problemas para digerir bien, te recomiendo que bebas un poco más que de costumbre, que tomes mucha verdura y fruta (bien lavada y/o hervida), especialmente ricas en fibra.

ALIMENTACIÓN DURANTE EL EMBARAZO



La alimentación es uno de los factores más importantes durante el embarazo, de esto mucho dependerá tu salud y lo tranquila que te puedas sentir en todo este proceso. El llegar a estar embarazada no sólo significa tener que comer más, sino cuidar lo que comes, llega un momento que tienes que aumentar incluso 300 calorías a tu dieta por día, sobre todo en los meses que más se desarrolla el bebé.
Se dice que un aumento entre los y 13 kilos es razonable (dependiendo de la contextura de la mujer), pero te habrás preguntado porque subo tantos kilos de peso si el bebé sólo significa una pequeña fracción de ese peso, y la respuesta es que parte de ese peso está distribuido no sólo en él, sino en:

·         3.5 kilos - peso promedio del bebé
·         3 kilos - las proteínas, grasas y otros nutrientes almacenados en el cuerpo de la madre
·         2 kilos - sangre adicional
·         2 kilos - líquidos corporales adicionales
·         1 kilo - aumento de tamaño del pecho
·         1 kilo - aumento de tamaño del útero
·         1 kilo - líquido amniótico que rodea al bebé
·         700 gr. - la placenta
Cuando tú estás embarazada, lo que comes es la fuente primordial de la nutrición de tu bebé. De hecho, el vínculo entre lo que tu consumes y la salud de tu bebé es hoy mucho más fuerte de lo que una vez se pensó. Por ello los doctores ahora dicen, por ejemplo, que no se debe tomar nada de alcohol durante el embarazo.
Los alimentos adicionales que consumas no deberían ser simplemente calorías vacías - deben proveer los nutrientes que tu bebé necesita para crecer. Por ejemplo, el calcio ayuda a desarrollar y a mantener los huesos y los dientes fuertes. Mientras tú estés embarazada, todavía necesitarás calcio para tu cuerpo y calcio adicional para tu bebé en desarrollo. De igual forma, te harán falta una mayor cantidad de nutrientes básicos de los que necesitabas antes de quedar embarazada.
Las Etiquetas de los Alimentos informan sobre el tipo de nutrientes que hay en las comidas que consumes. Las letras RDA, que se encuentran en estas etiquetas, significan en Inglés Recomendación Diaria Permitida, o la cantidad de nutrientes recomendados para tu dieta diaria. Durante el embarazo, las recomendaciones RDA son mayores.
A continuación detallamos algunos de los nutrientes más comunes que necesitas y sus valores correspondientes:
 
Nutriente
Necesario Para
Las Mejores Fuentes
Proteínas
Crecimiento de las células y producción de sangre
Carnes magras, pescado, pollo, claras de huevo, habas, mantequilla de maní, tofu (soja)
Carbohidratos
Producción diaria de energía
Pan, cereales, arroz, papas, pasta, frutas, vegetales
Calcio
Huesos y dientes fuertes, contracción de los músculos, funcionamiento de los nervios
Leche, queso, yogurt, sardinas o salmón, espinacas
Hierro
Producción de glóbulos rojos
(necesarios para prevenir la anemia)
Carne roja magra, espinacas, panes y cereales enriquecidos con hierro
Vitamina A
Piel saludable, Buena visión, huesos fuertes
Zanahorias, vegetales de hojas verdes, papas variadas
Vitamina C
Encías, dientes y huesos sanos; ayuda a absorber el hierro
Frutos cítricos, brécol, tomates, jugos de fruta enriquecidos
Vitamina B6
Desarrollo de glóbulos rojos, utilización efectiva de las proteínas, grasas y carbohidratos
Cerdo, jamón, cereales integrales, plátano
Vitamina B12
Desarrollo de glóbulos rojos, mantenimiento de la salud del sistema nervioso
Carne, pollo, pescado, leche (Nota: los vegetarianos que no consumen productos lácteos necesitan un suplemento adicional de vitamina B12)
Vitamina D
Huesos y dientes sanos; ayuda a la absorción del calcio
Leche enriquecida, productos lácteos, cereales y panes
Ácido Fólico
Producción de sangre y de proteínas, efectiva función enzimática
Vegetales de hoja verde, frutas y vegetales de color Amarillo oscuro, habas, guisantes, frutos secos
Grasa
Almacenamiento de energía corporal
Carne, productos lácteos como la leche entera, frutos secos, mantequilla de maní, margarina, aceite vegetal (Nota: limita el consumo de grasa a 30% o menos de tu ingesta diaria de calorías)